El agua del cuerpo juega un papel importante en numerosos procesos fisiológicos tales como la excreción de los desechos, la regulación del volumen sanguíneo, de la presión arterial y el transporte de oxígeno y de nutrientes al cerebro y a los músculos que se ejercitan. El agua también juega un papel importante en la regulación de la temperatura corporal mediante la transferencia de calor. Cuando un atleta se ejercita, se genera calor dentro del cuerpo – la sudoración y la evaporación del sudor desde la superficie de la piel es el principal mecanismo por el cual el cuerpo se enfría. Dado que el agua juega un papel tan importante en el cuerpo humano, y que la pérdida de agua a través del sudor es un importante mecanismo de protección durante el ejercicio, es importante que los atletas consuman líquidos para prevenir la hipohidratación significativa (~2-3% de déficit de peso corporal), ayudando a mantenerlos seguros y a rendir al máximo.

La sensación de sed fisiológica es estimulada por la disminución en la cantidad de agua en la sangre (también llamada hipovolemia) y por el aumento en la osmolalidad plasmática. La osmolalidad es la cantidad de partículas disueltas, tales como el sodio o la glucosa, en la sangre. Tanto la hipovolemia como el incremento de la osmolalidad plasmática ocurren durante la deshidratación debida a la sudoración. La percepción de la sed también puede ser aumentada o disminuida por señales derivadas de la boca, la garganta y el estómago. Otros factores, sin relación con la sed ni con el estado de hidratación, pueden también afectar la cantidad de líquido que el atleta consume.
La sed fisiológica no es estimulada hasta que el cuerpo ya está deshidratado.

Mientras que beber obedeciendo a la sed, puede funcionar para algunos atletas en algunos casos, se recomienda una estrategia de hidratación planeada, especialmente si un atleta se puede deshidratar por más del 2-3% de su peso corporal.
El proceso de absorción de líquidos implica el vaciado de líquido del estómago, así como el transporte a través de la pared intestinal. La velocidad a la que ocurren estos procesos es importante con el fin de evitar el malestar gastrointestinal y para la entrega rápida de líquidos al cuerpo.
La presencia de sodio en una bebida de recuperación de líquidos también es importante para la retención de líquidos en todo el cuerpo. Para la rehidratación después del ejercicio, el líquido consumido debe permanecer en el cuerpo y no perderse a través de la orina. Cuando se consume agua simple, la concentración de sodio en la sangre se diluye, apagando la señal del riñón para reabsorber el agua y dando como resultado un aumento del volumen de orina. Por el contrario, cuando se consume una bebida que contiene sodio, la concentración de éste en la sangre se incrementa, lo que a su vez estimula la reabsorción de agua en los riñones de manera que se produce menos orina. De hecho, la retención de líquidos se incrementa en proporción directa a la concentración de sodio de la bebida. Los expertos recomiendan que para lograr la rehidratación rápida y completa después del ejercicio, los atletas deben consumir una bebida con moderado contenido de sodio en un volumen equivalente al 150% de la pérdida de líquidos. Este volumen de líquido extra ayuda a compensar la orina excretada durante el proceso de rehidratación.
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